Cuando se intenta definir la traducción legal o jurídica, se le circunscribe a aquella a la que traduce textos, documentos o asuntos legales o jurídicos, mientras que la traducción jurada se refiere es un tipo particular de traducción que debe ser certificada por un traductor especialmente acreditado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. La labor de los traductores jurados es, por tanto, la de refrendar, con carácter legal, que el texto certificado se corresponde exactamente con la traducción al idioma meta del texto original. Esto quiere decir que el traductor no podrá adaptar, corregir o modificar, bajo ningún concepto, la información que figure en el documento original, más allá de realizar y certificar la traducción de la misma, ni están autorizados a certificar la autenticidad o falsedad del documento original. Los parámetros que nos llevan a escoger la forma de traducir de un texto susceptible de ser considerado como jurídico no encuentran correspondencia biunívoca en un concepto único de traducción jurídica. Así, un contrato lo traduciremos de formas diferentes según la traducción vaya a servir como un mero instrumento informativo, vaya a ser utilizada como instrumento jurídico, forme parte de las pruebas de un proceso, sirva como modelo para la aplicación en un país diferente a donde se originó, constituya un elemento didáctico o sirva de prueba o examen. Un mismo texto recibirá una traducción diferente si la traducción es oficial que si no lo es. Nos atrevemos a afirmar incluso que la búsqueda de una solución para la traducción de un concepto jurídico encuentra una vía más eficaz en la consideración de ese concepto como una referencia cultural. Cuando hablamos de traducción legal o jurídica, se refiere a la traducción de documentos y textos legales de un idioma a otro. Estos textos pueden tener carácter público, es decir se refiere a aquellos documentos oficiales que han sido emitidos por un organismo público (partidas de nacimiento, por ejemplo), o documentos de carácter privado como lo son los redactados para un determinado negocio entre empresas o particulares. Como se puede observar la traducción legal o jurídica es la traducción de un idioma a otro de textos cuyo contenido se refiere al ámbito legal o jurídico. Estos productos no son fáciles de definir ya que dependen de la cultura y del contexto sociológico de cada país. Este tipo de traducciones solo puede ser realizado por traductores profesionales especializados en traducción jurídica, este tipo de traduccion no puede admitir errores y debe ser de una calidad extremadamente alta. El documento final debe ser preciso y fiel al original. En general, la traducción jurídica se refiere a cualquier texto legal que suponga la creación de derechos u obligaciones entre dos o más partes. Son documentos que han sido redactados por un experto en derecho, como puede ser un juez, un funcionario público, un asesor legal o un abogado. Se refiere a contratos, declaraciones de testigos, fideicomisos, documentación laboral, procedimientos arbitrales, escrituras, estatutos sociales, testamentos, poderes notariales, actas de constitución de una sociedad, documentos para juicios, decisiones judiciales, normativas y legislación extranjera, documentos de inmigración, contratos de compraventa, avales, contratos financieros, pólizas de seguro, informes periciales y documentos relativos a la propiedad intelectual o industrial, entre otros. Por otro lado la traducción jurada se refiere es una traducción firmada y sellada por un traductor acreditado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. Según la legislación española es necesario que todos los documentos que no estén redactados en la lengua castellana y que tengan que surtir efecto legal en España vayan acompañados de la correspondiente traducción jurada. Si precisa presentar ante un organismo oficial cualquier tipo de documentación, de carácter legal o administrativo, en un idioma distinto al original, ésta deberá estar certificada obligatoriamente por un traductor/a jurado/a mediante la fórmula anteriormente descrita, para corroborar la veracidad y fidelidad de la misma. Esta documentación incluye, entre otros
Si ya se posee un título de traductor jurado proveniente de un país extranjero, éste se podrá convalidar u homologar a través del propio Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. Los traductores jurados figuran en el registro de la Oficina de Interpretación de Lenguas, donde se pueden consultar el listado de traductores por idioma, y acceder a los datos de contacto de los mismos para realizar la correspondiente traducción jurada.
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